(Entrevista a la autoridad correspondiente de la Casa de la Cultura Afrouruguaya )

 

Cuestionario:

1) ¿Cómo es su nombre y a qué se dedica?

Edgardo Ortuño Silva, Profesor de Historia egresado del IPA.

 

2) ¿Hace cuántos años trabaja para la Casa de la Cultura Afrouruguaya? ¿Qué tarea desempeña?

Soy fundador de la Casa de la Cultura Afrouruguaya y me desempeño como Presidente de la asociación civil sin fines de lucro que la gestiona desde 2010 siendo electo Presidente en noviembre de 2010, un año antes de la apertura oficial de la sede de la institución inaugurada el 3 de diciembre de 2011.

 

3) ¿Por qué decidió unirse a esta organización?

Siendo legislador propuse la creación del Día Nacional del Candombe, la Cultura Afrouruguaya y la Equidad Racial para promover la valoración del aporte afrodescendiente en la construcción del país, los valores solidarios no discriminatorios y la superación del racismo e inequidades existentes por motivos de raza y etnia, todo ello a través de la cultura. En 2007 en ese marco propuse la cración de una casa de la cultura para trabajar en forma permanente por esos objetivos, construcción que emprendimos desde 2008 con diversos referentes de la comunidad.

 

4) Nuestro trabajo, como ya sabe, se trata sobre las distintas acciones que la comunidad Afrouruguaya, entre otras, ha tomado para tener una influencia directa en el lenguaje con el fin de eliminar los tintes racistas o discriminatorios de determinados términos o expresiones. ¿Por qué cree que esto es importante?

La población de afrodescendientes en el país es el 8% del total, constituyendo una minoría que enfrenta grandes desigualdades de las cuales han dado cuenta tanto organizaciones de la sociedad civil como organismos internacionales, y han sido constatadas por los registros oficiales del Instituto Nacional de Estadística incluyendo el Censo 2011 y los análisis académicos realizados a partir de los mismos. Éstos, consignan que la proporción de pobres e indigentes registrada en los afrodescendientes es significativamente mayor a la del conjunto y constatan importantes diferencias en el perfil ocupacional en el mercado de trabajo, en los niveles de empleo, remuneración, educativo, sanitario, habitacional, etc.

Esta desigualdad está asociada a la persistencia de la discriminación racial en la sociedad uruguaya, reproducida en forma consciente o inconsciente por un significativo número de personas en sus pautas de comportamiento y en la asimilación de conceptos que asignan valor negativo y/o un rol subordinado a las personas cuyo color de piel es más oscuro al de la media de la población, llegando a considerarlo un demérito, motivo de discriminación e incluso insulto.

El lenguaje es un ámbito privilegiado para la identificación, el ejercicio y la reproducción de la discriminación racial, por ello es sumamente importante desplegar acciones específicas para actuar sobre ello revirtiendo la situación.

Existen personas que por razones ideológicas o personales se asumen como racistas y defienden su posición, pero estas representan una franca minoría. La sociedad uruguaya y la mayor parte de su población no se asume como racista e incluso tiene una actitud crítica sobre el racismo, pero al mismo tiempo lo “reproduce” y alimenta con prácticas cotidianas, individuales y colectivas: en su humor, en su conceptualización de la belleza e incluso de la “buena presencia”, en la elección de un empleado, en la elección de una pareja o en la consideración de la inclusión de una persona “negra” afrodescendiente en la familia, y particularmente en el lenguaje. A nivel colectivo: en la construcción del relato de la construcción y realidad nacional a nivel educativo formal e informal, en particular en el contenido emitido en los medios de comunicación masivo y el discurso de muchos trabajadores de la prensa, de referentes sociales, culturales, deportivos y políticos.

Esta doble realidad, contradictoria, de reproducción del racismo por un lado, y por otro, su crítica o al menos su no asimilación, evidencia la escasa consciencia sobre su naturaleza. Ello fundamenta la importancia de realizar acciones para su superación y constituye el principal desafío de una campaña de comunicación y sensibilización de combate al racismo como la que nos planteamos orientada a erradicar del lenguaje las expresiones que lo reproducen.

 

5) ¿Cree que cambiar el lenguaje implica cambiar cómo piensan las personas sobre, en este caso, el racismo?

El lenguaje es un factor fundamental en la comunicación de entre las personas y por tanto en su forma de relacionamiento. A su vez es expresión y creador de pautas culturales, siendo foctor fundamental para la reproducción de las mismas. En particular se relaciona con la valoración que consciente o inconscientemente asignamos al nombrar o referirnos a las personas o las cosas. Por todo esto el lenguaje es un ámbito privilegiado para la expresión de prejuicios, estereotipos negativos, la desalificación, la agresión o la violencia.

En tanto expresión de determinadas construcciones culturales arraigadas en el imaginario colectivo de las sociedades, el lenguaje no es la causa o determinante de las mismas, por tanto su modificación no implica su modificación automaticamente. No obstante, en tanto reafirmador y reproductor de esas construcciones, en este caso del racismo, puede tener consecuencias importantes en dos niveles. Primero, la sola conciencia de la naturaleza y consecuencias del uso de determinado lenguaje como componente de pautas de relacionamiento discriminatorias puede llevar a la conciencia, reflexión sobre su existencia y cuestionamiento de las mismas. A su vez, la modificación de su uso puede reducir una manifestación importante de esas pautas de relacionamiento, del racismo y sus consecuencias sobre quienes padecen esta forma de manifestación del mismo.

 

6) ¿Ha experimentado esta violencia plasmada en el lenguaje en el ámbito personal o en su círculo familiar?

Todos los negros afrodescendientes hemos vivido experiencias de descalificación más o menos directa en relación a nuestro color de la piel. Inicialmente en la primera experiencia importante de socialización que es la escuela, en el sistema educativos y ámbito laboral en general. Esto se ha dado y se da con personas con las que se tienen un relacionamiento cercano y permanente, quizas de manera más ténue, y particularmente más explícito y agresivo con personas con las que se establece una relación ocasional, una competencia (deportiva, laboral o de cualquier índole) y más aún en un diferendo.

 

7) Si lo ha experimentado o lo experimenta, ¿es habitual? ¿Sigue sucediendo hoy en día para usted/su familia?

Por las caracteristicas del racismo en el país que seguramente tendremos oportunidad de analizar más adelante, su expresión en el lenguaje varía según los ámbitos sociales y laborales así como en menor medida de acuerdo a los tramos etarios.

Por esta razon en los círculos que me he movido en los últimos años, fundamentalmente a nivel docente y de la política en puestos de responsabilidad a nivel legislativo y ejecutivo, con el respectivo relacionamiento desde ese lugar con actores de la sociedad, la violencia de esta naturaleza se ha tornado no explícita, indirecta o directa solo en forma esporádica, generalmente ante situaciones de tensión, desaprobación o conflicto, lo que denota que de alguna manera está latente. A su vez, al participar de espectáculos públicos como en la concurrencia a estadios u otro tipo de instancias de socialización se hace frecuente escuchar descalificaciones racistas a terceros que, al ser provocadas por una característica compartida, naturalmente se viven como propias.

 

8) ¿Hay alguna anécdota de esta índole que recuerde en particular? (Es decir, que involucre violencia simbólica por el uso de determinadas palabras, nombres o comentarios tintados de discriminación hacia usted o su familia)

Alguna personas como en mi caso carecen de gran capacidad de memorio y o reucerren al olvido selectivo de aquellas situaciones o hehos de menor importancia o negativos, por lo que no tengo demasiado registro específico. Sí recuerdo las expresiones permanentes en el tiempo por comunes: ante una equivocación en cualquier actividad el “negro tenías que ser” o lo mismo en su versión atenuada: “estás haiendo cosas de negro” o referencias a la oscuridad asociado a uno, y sin lugar a dudas en el humor en innumerable “chistes”.

 

9) ¿Cree que el racismo es tan fuerte en Uruguay como en otros países? ¿Cree que el racismo en el lenguaje del uruguayo es tan visible como en personas de otras nacionalidades?

En nuestro país el racismo ha existido y existe con las características generales que este tiene de discriminación, estigmatización, descalificación o rechazo, asignación de menor valor, statutus y rol de las personas por causa de su ascendencia étnico racial, en particular por el color de piel, lo que determina oportunidades desiguales en la sociedad.

A su vez, a diferencia de experiencias históricas donde se instituyó legalmente la segregación y la desigualdad de derechos por esta razón y por tanto se legitimó la manifestación expresa de la descalificaión y la desigualdad, en nuestro país se desarrolló una modalidad de racismo relativamente solapado, disimulado o encubierto; igualmente palpable, hiriente y efectivo en sus consecuencias de exclusión, pero con características que responden a las particularidades del país y lo tornan particularmente difícil de enfrentar y superar.

Esta modalidad de “racismo a la uruguaya” o “racismo solapado”, generalmente no asumido, obedece a la existencia de caractéres y valores asumidos como propios a lo largo del tiempo por la sociedad uruguaya, o de un relato o discurso socialmente aceptado sobre estos, que son en esencia claramente contradictorios con un discurso o practica abiertamente racista lo cual afecta su legitimidad. Ello está determinado, creo, entre otros factores, por el cultivo de cierto igualitarismo y discurso integrador entre los uruguayos y uruguayas, que reconoce sus orígenes entre otros factores en la reforma escolar vareliana y en el reformismo de principios de siglo XX. No obstante, ello no ha determinado la erradicación del racismo en el país que continúa existiendo; solo le imprimió su particularidad, lo que si supone una contradicción con los mejores valores de nuestra sociedad.

Los contenidos de la consideración pública y el tratamiento mediático de hechos de racismo ocurridos en el deporte han dado pruebas de falta de conciencia e incluso de la existencia de un doble discurso e hipocresía sobre el racismo en el Uruguay. Salvando destacadas excepciones, por lo general, ante la denuncia de estas situaciones no se ha comprendid o, se desestima en la práctica cotidiana y en el discurso de la sociedad, la diferencia sustancial entre la referencia negativa y descalificante sobre la condición de negro realizada en forma peyorativa asociandolo a lo negativo y por tanto utilizada como insulto – lo que rechazamos y creemos todos deberíamos condenar en una sociedad democrática, igualitaria, humanista y respetuosa de los derechos-, con la referencia a la condición de negro para identificar o referirse a una persona en forma descriptiva o de manera “amistosa”, aunque también estos casos puedan resultar ofensivos o discriminatorios. Incluso se ha asociado la queja de quien padece el uso descalificativo de negro como agresión, a la no aceptación con orgullo de la propia condición étnica-racial, lo que resulta inadmisible dado que nada de ello justifica que quien asume con orgullo su condición racial deba aceptar que la misma sea referida despectivamente o se utilice a modo de insulto asociando la misma con animales o a algo degradante.

En estos y en diversos hechos cotidianos se evidencia no solo la existencia de discursos y prácticas racistas en la sociedad, reiteradas naturalmente, sino la ausencia de una reflexión o consciencia crítica del contenido de las mismas, de sus consecuencias para quien las padece o sobre los valores que se transmiten a través de las mismas a la sociedad, en particular a los más pequeños en proceso de formación.

Ello sucede porque el racismo ha asumido una naturaleza estructural impregnada e imperceptible en nuestra sociedad.

Comprender las características del racismo, su construcción como fenómeno socio-cultural de conformación histórica y por tanto sus causas, sus raíces, así como su implantación en el imaginario colectivo y sus consecuencias -entre otras socioeconómicas- es fundamental para combatirlo, para “de-construírlo” como quien quita un microchip implantado en lo profundo de un sistema al cual responden determinados razonamientos y acciones que se repiten una y otra vez muchas veces sin plena o alguna consciencia de ello.

Cinco son los pilares que sustentan el racismo en el Uruguay, que, para erradicarlo, deben desmontarse uno a uno, en sí mismos o sus consecuencias:

las condicionantes históricas del pasado esclavista del país, que supuso la inserción de la población negra en las áreas peor remuneradas y consideradas del mercado laboral, y la asignación a nivel general de un rol subordinado en la sociedad;

el desarrollo del racismo como ideología, como sustento teórico y práctico de la desigualdad por razones de raza y etnia que impregnó el imaginario colectivo a nivel de la sensibilidad, la cultura, los valores admitidos y reproducidos consciente o inconscientemente en la sociedad en detrimento de la población negra afro descendiente;

la construcción de un modelo de Nación, relato oficial y auto percepción colectiva que identificó al Uruguay como un país de inmigrantes europeos, con una sociedad homogénea e integrada, y ausencia de componentes de origen indígena o africano, concebido como valor distintivo del resto de las sociedades de América, todo lo cual provocó la invisibilización o la subvaloración del estatus, el rol y la presencia de los afro uruguayos en la sociedad y las inequidades resultantes de ello. Algo similar sucedió a los indígenas, protagonistas a pesar de su menor presencia demográfica;

lo ocurrido en el sistema educativo (escenario fundamental para el desarrollo de aspectos identitarios, valorativos y el modelos de convivencia social) donde la presencia de afro descendientes en el proceso de conformación nacional estuvo prácticamente ausente, reducida a aspectos vinculados a la esclavitud considerados en forma desactualizada y prejuiciosa o en base a estereotipos;

Y por último y fundamental: la presencia en la estructura socio económica de la población negra afrodescendiente determinada por la integración “desde abajo” al mercado de trabajo luego de la abolición de la esclavitud, mayoritariamente en los mismos roles y tareas de escasa remuneración y consideración social, lo que se tradujo hasta el presente en mayores niveles de pobreza y exclusión, con menor presencia en tareas y roles jerarquicos en comparación con el resto de la población, todo lo cual contribuye a reafirmar su asociación con aspectos considerados negativa y la total insuficiencia de proyección de afrodescendientes en roles asociados con “lo positivo”, con excepción de áreas como el deporte y la cultura a donde muchas veces parece estar acotado su espacio para el destaque o progreso social, lo que también reproduce el patrón de discriminación racial a proyectar estas áreas como únicos espacios y horizontes para ocupar una posición en la sociedad distinta a la “heredada” o considerada como natural.

 

10) Sobre la campaña «Borremos el racismo del lenguaje» ¿Podría explicarnos con sus palabras de qué se trata y qué medidas se toman para impulsarla día a día?

La campaña comunicacional se planteó, tanto en su etapa mediática central como más allá de ella en tanto línea de trabajo contínúa en el tiempo, visibilizar y cuestionar las expresiones cotidianas de naturaleza racista que se utilizan comunmente en el lenguaje.

Los objetivos generales plantados para la campaña son: promover la adopción de valores positivos e inclusivos de convivencia en la sociedad uruguaya, en particular en la relación con el colectivo afrouruguayo, y lograr una conceptualización del fenómeno del racismo y la discriminación del colectivo afrouruguayo como una acción cotidiana sostenida en el tiempo que afecta la vida de las personas, cuya solución requiere de una actitud activa de todas y todos en toda la sociedad, que permita un avance sustantivo en torno al tema hasta erradicarlo.

 

11) ¿Cómo fue la iniciativa de solicitud a la Real Academia Española? ¿Cómo surgió la idea de eliminar el término «trabajar como un negro»?

Con los objetivos a los que hacía referencia definidos por el equipo de gestión de la Casa de la Cultura Afrouruguaya, se decidió apuntar a una campaña multimedia como nunca se había realizado en el país y por tanto recurrir a un asesoramiento profesional para el diseño creativo y gestión de la misma. Asi fue como nos contactamos con distinas agencias, siendo la empresa Notable liderada por Pipe Stein la que realizó la propuesta de trabajo más creativo y en las mejores condiciones en tanto asumieron el grueso del trabajo en forma honoraria con gran compromiso con la iniciativa. Juntos trabajamos en la sensibilización de los medios de comunicación quienes ofrecieron espacios gratuitos en forma desinteresada para difundir la campaña. Juntos trabajamos en los conceptos y objetivos, y en base a ellos fue mérito de Notable la idea de plantear la sensibilización masiva en torno al tema en torno a la petición a la Real Academia Española de la eliminación de la expresión “trabajar como un negro” del diccionario, y hacerlo contando con la participación y el compromiso de destacados referentes de la sociedad, la cultura y el deporte, afrodescendientes y no afrodescendientes, convocando a la participación masiva en la campaña mediante el involucramiento ciudadano a través de internet.

 

12) ¿Cree que se está generando consciencia sobre el problema que presenta el uso de determinadas palabras en el habla? ¿Cree que eventualmente esto desaparecerá del vocabulario de los uruguayos?

Si y no necesariamente. Se está generando un consciencia sobre la importancia del uso del lenguaje y sus consecuencias en estos temas, no sin una gran resistencia y contradiscurso conservador e incluso militante sobre el tema, pero aún hay mucho por hacer para vencer esas resistencias y tornar en práctica activa las aquiesenias y simpatías. Una campaña, la queja de deportistas reconocidos en medios de comunicación, la práctica permanente de las organizaiones sociales y muchas cosas más ayudan, pero sin campañas sistemáticas de educaión y comunicación acompañadas de políticas públicas y la acción ciudadana para deslegitimar, repudiar y erradicar el lenguaje racista y el racismo como fenómeno estructuralmente constituído no cero que esto desaparezca, justamente por esa naturaleza.

 

13) En su perspectiva personal, por lo general, ¿qué rango etario demuestra mayor violencia racial en su vocabulario (insultos, «apodos» que incomodan a la otra persona, etc.): jóvenes, adultos o personas mayores? ¿Por qué cree que es así?

En líneas generales las personas en edad escolar y liceal así como los adultos mayores son los que manifiestan de manera más abierta e intensa la violencia simbólica racista. En ambos casos como expresión de pautas o valors apreendidos en la sociedad desde el hogar. Así como a nivel preescolar los niños juegan con personas de otras razas o sexos sin discriminación, esta se expresa en forma manifiesta con crudeza ya en la etapa escolar y liceal. En un primer caso por la natural expresión sin autocensura de los niños de lo escuchado y aprendido, así como por la progresiva importancia que va adquiriendo en la configuración de la propia identidad lo relacionado con la durante la aceptación, rechazo, la competencia la diferenciación. Por eso insisto en la importancia de tomar con mucha mayor determinación esta temática en la educación.

 

14) Por último: si pudiera eliminar dos términos o expresiones de tinte racista del lenguaje habitual de los hablantes del español, ¿cuáles serían y por qué?

“Trabajar como un negro” como hemos dicho reiteradamente en la campaña, no solo evoca un pasado de sometimiento de seres humanos por su condición racial, sino que evoca, justifica y reproduce la división racial del trabajao y por tando la desigualdad de roles, estátuos y consecuentemente de derechos y oportunidades en la sociedad. Vale decir, si trabajar mucho y duro realizando trabajo de fuerza o en exceso es cosa de los negros, esto no es cosa de los demas, y concomitantemente, el trabajo liviano, calificado, justo y moderado resulta propio de los no negros, lo cual lleva implícito una asignación desigual de las aptitudes, valors y los derechos en la sociedad de acuerdo al color de la piel, lo cual resulta éticamente inaceptable y esencialmente injusto.

“Hacer cosas de negro” es otra expresión a la que aplican los conceptos anteriores pero su mayor generalidad la hace más abarcativa en tanto ya no solo refiere a lo laboral sino más bien a cualquier acción, actitud o postura que se considera impropia o negativa. En esa línea de asociación del negro a lo negativo o descalificado podría referirse la referencia a “la oveja negra” de determinado grupo o a “la mano negra” que interviene en lo delictivo, fraudulento que se salio mal.