Estamos celebrando (2011) el Bicentenario del Proceso de Emancipación Oriental, logrado a través de importantes luchas en donde participaron los criollos, junto a la población originaria y afrodescendiente. “Negros, zambos y mulatos” – como registran los libros de historia – estuvieron siempre entre aquellos y aquellas que pelearon por la libertad y la dignidad de la Nación. Por entonces se plantearon muchas propuestas de abolición de la esclavitud que, luego de la victoria, fueron olvidadas.

La historia de América ha sido contada con omisiones imperdonables. Pocas son las publicaciones que señalan que la revolución libertaria comenzó protagonizada por afrodescendientes, en Haití entre 1791 a 1804. Desde allí, y como una marea, se propagó por toda América. Así como esta historia ha sido silenciada, la lucha de hombres y mujeres afrodescendientes en las revoluciones libertarias de todos los países ha sido sistemáticamente “olvidada”.
¿Qué significó para la población afrodescendiente la constitución de un Estado Libre e Independiente? En lo inmediato, muy poco. No se concretó la abolición y para conseguirla hubo que transitar un proceso que se extendió
hasta 1852. No hubo reparto de tierras, ni educación igualitaria en mucho tiempo. La independencia significó seguir luchando contra la exclusión que, engendrada en la época colonial, no se modificó radicalmente con las repúblicas
liberales.

Esta historia de exclusión ha generado una invisibilización del colectivo afrodescendiente en los procesos de construcción sociocultural del país: siempre ha estado ligado a tareas informales no calificadas y, en general, al servicio de los nuevos amos.
Las mujeres afrodescendientes luchan y han luchado siempre por su derecho a una vida digna. Muchos son los espacios desde donde se ha dado esa
batalla: en el periodismo, en la política y desde las organizaciones de mujeres que, ya desde el inicio del siglo pasado, han combatido la doble discriminación que pesa sobre las mujeres afrodescendientes.
Entrado el siglo XXI, el cambio es impostergable. Es necesario modificar las tradicionales condiciones de exclusión, lo que implica cambiar el terreno y las reglas de juego de nuestra sociedad actual. Solo así se logrará la igualdad
real.

La historia de las mujeres afrodescendientes no es la de las víctimas, aunque hayan sido victimizadas. Han sido desde siempre y desde antes, sustento de la sociedad uruguaya. En el marco del “Día Internacional de las mujeres afrodescendientes y de la diáspora” (25 de Julio), desde el Departamento de las Mujeres Afrodescendientes de Inmujeres (MIDES), nos hemos propuesto colaborar para reconstruir la historia y reivindicar el papel de estas mujeres.
Queremos compartir con la ciudadanía una minúscula parte de los enormes aportes que las mujeres afrodescendientes han hecho a lo largo del bicentenario de nuestro país. Esperamos que despierte en todas y todos el interés por revisar nuestra historia y fundamentalmente, nuestro presente y futuro.

Prefacio de Alicia Esquivel
Directora del Departamento de las Mujeres
Afrodescendientes del Ministerio de Desarrollo Social